jueves, 25 de noviembre de 2010

CENTRAL TÉRMICA – UNA CUESTIÓN DE FUTURO (HECHO POR DANIEL AGUILERA)


Desde Izquierda Unida nos oponemos a la construcción de todas las centrales térmicas de ciclo combinado
proyectadas en la región. Y lo hacemos porque nos oponemos a que, en este mundo en el que la demanda de energía
crece constantemente y a un ritmo alarmante, ésta se produzca mediante sistemas contaminantes basados en la
combustión de fuentes de energía no renovables. Entre enero y marzo de 2005 la demanda aumentó un 7,3%
respecto a 2004. Entre 1999 y 2003, mientras el PIB subía un 12%, la demanda de energía lo hacía un 21,6%.
Además, el hecho de que la demanda energética global esté aumentando, implica que la simple permuta de las
centrales de carbón por centrales de ciclo combinado (de mayor rendimiento y menores emisiones) no será suficiente
para cumplir los compromisos que este país adoptó cuando firmó el protocolo de Kioto y sucesivos. Y esto es porque si
bien el nivel de emisión comparado entre una central de carbón y una de ciclo combinado es muy favorable a la de
ciclo combinado, el aumento de la demanda implica aumentar la producción. Por tanto, la rebaja de emisiones que se
pretende al desmantelar las térmicas de carbón no será tal, pues lo que se gana al permutar carbón por ciclo
combinado se pierde al aumentar la producción. La demanda supera el efecto de la mejora del rendimiento. Si
aumentamos la producción utilizando centrales de ciclo combinado estaremos cometiendo un error por partida doble:
por un lado, se trata de una industria que no ayuda a la consecución de los objetivos de reducción de emisiones y por
otro es un recurso no renovable, con fecha de caducidad.
En España, aproximadamente el 20% de la energía que se produce procede de fuentes renovables. Consideramos que
es una buena tendencia, pues somos el segundo país mundial en producción de energía eólica, y lideres europeos en
energía solar-térmica. Por ello no entendemos que no se continúe esa vía de producción, sobre todo en un contexto
de grandes fluctuaciones del precio del fuel y del gas, y sobre la base de una necesidad de reducción de emisiones.
Por otro lado, consideramos para el caso concreto de Morata de Tajuña que este municipio cumple ya sobradamente
con su cuota de “solidaridad territorial”, denominación que, dicho sea de paso, no nos parece adecuada, y preferimos
hablar de justicia interterritorial. Consideramos que esta cuota está cumplida porque soportamos una de las mayores
cementeras de Europa (que emite el 60% del CO
de áridos. Pero esto no solo es aplicable a nuestro municipio, sino que toda la región del sureste madrileño sufre una
elevada presión medioambiental.
Las industrias cementeras y caleras se caracterizan por una elevada emisión de óxidos de nitrógeno (NO
uno de los precursores del ozono troposférico. Esto nos preocupa porque los niveles de ozono en la Comunidad de
Madrid han superado en múltiples ocasiones los máximos recomendados para la salud humana por la Organización
Mundial de la Salud. Esto ha afectado directamente a nuestro municipio, como muestran los mapas de niveles de
ozono troposférico de la Comunidad de Madrid.
En Morata de Tajuña hay también minería al aire libre, la cual es una de las principales emisoras de partículas (PM10)
que afectan negativamente a la salud humana. Además, actualmente hay explotación activa en la zona donde se
pretende instalar la central, y esto nos preocupa por el riesgo que contraen las explosiones que se realizan
rutinariamente en una zona tan cercana a las instalaciones de la central térmica proyectada.
Además, en la zona hay multitud de lugares de interés comunitario (LICs), zonas de especial protección para las aves
(ZEPAs), montes preservados y hábitats protegidos por la Unión Europea. También se encuentra muy cerca el Parque
Regional del Sureste. Consideramos que todos estos espacios sufrirían las consecuencias de la instalación de centrales
térmicas en cualquier punto del sureste.
En consecuencia, estamos hablando del futuro. No del futuro en abstracto, sino del futuro tangible de nuestros hijos.
Hablamos de dejarles en herencia un mundo en que prima el interés de las grandes corporaciones frente al derecho
de las generaciones futuras. Su derecho a vivir en un entorno saludable, limpio y verde. Creado por: Susana Padilla y Maria Sanchez.

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