martes, 22 de febrero de 2011

Vivir cerca de una central nuclear no provoca cáncer, según un informe oficial (HECHO POR SUSANA PADILLA)

 

- Realizado por el CSN y el Instituto de Salud Carlos III

Las radiaciones acumuladas por las poblaciones cercanas a las centrales nucleares españolas "son muy reducidas" y están "muy por debajo" de las que pueden causar efectos de salud en las personas, según un estudio del Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), el Instituto de Salud Carlos III y el Ministerio de Sanidad y Política Social.
Este estudio epidemiológico, presentado este lunes en Madrid, incluye a todas las centrales nucleares del país y analiza a cerca de mil municipios y a más de ocho millones de personas entre los años 1975 y 2003, con el fin de evaluar el posible impacto radiológico de las instalaciones nucleares y radiactivas del ciclo en la salud de la población.
Según indicó el director técnico de Protección Radiológica del CSN, Juan Carlos Lentijo, las conclusiones de esta investigación señalan que las dosis estimadas acumuladas que habría recibido la población de las áreas de estudio "son muy reducidas y están muy por debajo de los niveles que podrían afectar a la salud de las personas".
Además, afirmó que "no se ha detectado un incremento de la mortalidad por cáncer asociada al funcionamiento de las instalaciones".
Aunque "se han encontrado algunas asociaciones dosis-respuesta puntuales", éstas "no han podido ser atribuidas a la exposición derivada del funcionamiento" de las centrales, sino que se podrían atribuir a otras causas ambientales, demográficas o genéticas, entre otras.
El estudio tampoco ha detectado incrementos de mortalidad por cáncer debidos a la radiación natural.
Las zonas con mayor exposición a la radiación son las que albergan las instalaciones más antiguas, como las centrales nucleares de José Cabrera (Guadalajara), Santa María de Garoña (Burgos) y Vandellós I (Tarragona), o la fábrica de uranio de Andújar (Jaén).
Sin embargo, los niveles máximos detectados no sobrepasaron los 350 microsíver, cuando el límite establecido para miembros del público en la reglamentación española es de 1.000 microsíver en un año.
POBLACIÓN ESTUDIADA
Además de todos los municipios ubicados en un radio de 30 kilómetros de cada instalación, se seleccionó por cada central "un número suficiente" de municipios de entre 50 y 100 kilómetros de distancia. También se estudiaron dos áreas sin instalaciones y con distintos niveles de radiación natural, en Valencia y Galicia.
Para todos los tipos de cáncer estudiados (cerca de una veintena), a excepción de las leucemias, se ha considerado un periodo de diez años como el mínimo necesario que tiene que transcurrir desde que un individuo recibe una exposición a radiaciones hasta que desarrolla la enfermedad. Ese tiempo fue considerado de un año para las leucemias.
La investigación se puso en marcha a raíz de una petición del Congreso de los Diputados al Gobierno en diciembre de 2005. El Instituto de Salud Carlos III y el Consejo de Seguridad Nuclear suscribieron un acuerdo para colaborar en su realización en abril de 2006.
Lentijo aclaró que el CSN no tenía la intención de presentar con este informe "un aval para el uso de la energía nuclear" en España. "Nuestro papel es el de una institución de control y queríamos confirmar que nuestro modelo regulatorio da buenos resultados", añadió.
Además, a la presentación asistieron el director del Instituto de Salud Carlos III, José Jerónimo Navas, y el director general de Salud Pública y Sanidad Exterior, Ildefonso Hernández.
Para Hernández, el resultado de este estudio "ofrece a la población un mensaje absolutamente tranquilizador", y se mostró confiado en que se constituirá en "un referente tanto a nivel nacional como internacional".

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